En la mitología griega, Sísifo era un hombre que fue condenado por los dioses a empujar perpetuamente una pesada roca hasta la cima de una montaña. Cada vez que Sísifo llegaba a la cima, la roca volvía a caer, por lo que debía repetir la tarea, una y otra vez.
Era un trabajo interminable, sin un objetivo, misión ni propósito.
Muchos de nosotros compartimos la sensación de Sísifo de no tener un propósito. El Índice de la anatomía del trabajo, para el que se encuestaron más de 10 000 trabajadores del conocimiento, reveló que menos de la mitad de todos los empleados entendían cómo su trabajo diario contribuía a la consecución de objetivos más amplios. Sin embargo, a diferencia de Sísifo, nuestro trabajo sí tiene un propósito. El desafío está en entender cuál es.
La realidad es que los líderes saben que los objetivos son importantes. De hecho, un informe reciente reveló que el 86 % de los líderes afirman que definir un propósito es esencial para lograr una estrategia de crecimiento exitosa. Entonces, si tantos líderes reconocen la importancia de la misión, los objetivos y las metas, ¿por qué tan pocos empleados tienen claro los objetivos de la empresa?
El problema es que los líderes pocas veces logran conectar el propósito con el trabajo diario y suelen diagnosticar erróneamente el desafío de establecer un fin, suponiendo que es un problema de comunicación o transparencia. Los gerentes y ejecutivos generalmente recurren a los objetivos y resultados clave (OKR), una metodología para la definición de objetivos difundida por el inversor de capitales de riesgo John Doerr, con la idea de que puedan aportar transparencia a los objetivos de la organización. Pero solo definir objetivos y resultados clave no es suficiente.
Lee: ¿Qué son los objetivos y resultados clave (OKR)?Compartir los objetivos y resultados clave de la empresa cada tres meses puede generar una mayor participación, pero pocas veces tiene el alcance necesario para establecer una conexión permanente entre el trabajo diario y los objetivos. Para obtener todos los beneficios de la misión y el propósito, debes conectar los objetivos y resultados clave con el trabajo diario.
Define y alcanza los objetivos con AsanaEn Asana utilizamos un concepto llamado la pirámide de la claridad para alinear a los equipos con los objetivos de alto nivel y con los resultados concretos que esperamos que produzca nuestro trabajo. La pirámide muestra cómo nuestras aspiraciones a largo plazo se construyen sobre los objetivos a corto plazo, ya sea para la elaboración de nuestras hojas de ruta del producto o para el desarrollo de los planes de negocios.
Con nuestro sistema, los objetivos y resultados clave no se separan de nuestro trabajo diario. En lugar de encerrarlos en una presentación o en un documento, la pirámide de la claridad fluye desde la misión de la empresa y los objetivos y resultados clave que definimos, hasta nuestros proyectos y tareas individuales. Al conectar nuestros objetivos con nuestro trabajo, el propósito se incluye automáticamente en todo lo que hacemos.
Objetivos: Lo que sea que quieras lograr.
Resultados clave: Cómo mides tu progreso hacia los objetivos.
Trabajo: Las tareas individuales, los proyectos y los procesos que impulsan el progreso hacia un resultado clave.
Esta es la mejor manera de ejecutar los objetivos y resultados clave. Genera claridad y sentido. Y cuando los empleados tienen esa claridad, pueden desarrollar la mejor versión de sí mismos: comprometidos, creativos, leales y productivos. Pero eso es solo la punta del iceberg. Cuando tienes los objetivos y resultados clave correctos, aportas la máxima potencia a muchas facetas diferentes de tu organización. Los empleados priorizan el trabajo correcto porque saben qué resultados necesitan impulsar. Eso maximiza el impacto y profundiza su conexión con su equipo y su organización.
Lee: Cómo establecer los OKRCuando los equipos entienden de qué manera su trabajo contribuye a la consecución de los objetivos de nivel superior, la razón por la que ciertos aspectos reciben más prioridad que otros y, en última instancia, por qué esos objetivos son importantes, se motivan más y se esfuerzan para lograr más.
Esos beneficios no se limitan solamente al empleado individual. Más bien, se combinan y son un aporte para mejorar significativamente el desempeño de la organización. Según Gallup, las unidades de negocio profundamente participativas generan una rentabilidad 21 % mayor que sus contrapartes más ambivalentes.
De hecho, cuando los psicólogos probaron el impacto de diferentes técnicas de motivación en el rendimiento del grupo, descubrieron que el establecimiento de objetivos era una de las más efectivas. Simplemente, establecer un puñado de objetivos específicos y ambiciosos impulsó el desempeño de los participantes hacia el percentil 80. Otro grupo de investigadores exploró lo que sucedía cuando se les daba a los equipos un medio para medir su desempeño en la realización de los objetivos. El resultado: el rendimiento volvió a dar un salto, se incrementó hasta el percentil 88.
Los objetivos y resultados clave no solo ayudan a aquellos que tienen los pies sobre la tierra. Tener tus objetivos y tu trabajo en una única fuente de referencias compartida les otorga a los líderes información clara sobre dónde, cuándo y cómo deben intervenir en función de las actualizaciones de progreso.
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