En el mundo están pasando muchas cosas, pero aún puedes tomar medidas para proteger tu energía y tu tiempo. Prueba estas estrategias de efectividad comprobada mediante investigaciones para eliminar el desorden y concentrarte en lo que realmente importa.
Las investigaciones sugieren que todos tenemos una cantidad finita de energía mental. Cada vez que usamos nuestra capacidad intelectual para concentrarnos y tomar decisiones, agotamos un poco más nuestras reservas mentales diarias, lo que hace difícil que podamos ejercer el autocontrol después de dicho desgaste. Eso significa que si desperdicias energía en tomar decisiones y realizar tareas menos importantes, puede ser difícil poner tu energía en lo que es realmente importante.
Proteger tu energía es preservar esos valiosos recursos mentales, eliminando el desorden para que puedas concentrarte en lo que realmente importa.
Proteger tu energía es la práctica de trabajar de manera sustentable y eliminar la negatividad y las distracciones de tu vida. Es una forma de salvaguardar tus reservas mentales y emocionales a largo plazo, para que puedas controlar tu ritmo y mantenerte motivado a lo largo del tiempo.
El 40 % de los trabajadores piensa que el agotamiento, también conocido como burnout, es una parte inevitable del éxito. Pero somos seres humanos, no robots. Nadie puede trabajar sin parar las 24 horas del día, los 7 días de la semana; eventualmente, todos necesitamos descansos o colapsaríamos.
Tomar medidas proactivas para proteger tu energía te ayudará a trabajar de una manera más sustentable, lo que en realidad te permitirá lograr más a largo plazo. En lugar de caer en un ciclo de exceso de trabajo (y sentir pavor al pensar en ir a trabajar todos los días), es mejor desacelerar la marcha y mantenerte entusiasmado con los proyectos e iniciativas de los que eres responsable. O dicho de otro modo: el trabajo es una maratón, no una carrera de velocidad.
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¿Te sientes agotado, deprimido o desmotivado? Prueba estas estrategias para conservar tu energía y concentrarte en lo que es realmente importante.
El lugar de trabajo moderno está lleno de distracciones. Las notificaciones de nuestros teléfonos y computadoras gobiernan el día a día: el 80 % de los trabajadores del conocimiento trabaja con su bandeja de entrada u otras aplicaciones de comunicación abiertas. Pretendemos concentrarnos en las tareas, estar atento a las notificaciones y asegurarnos de responder instantáneamente a los mensajes, todo al mismo tiempo. Con todas esas distracciones, es casi imposible realizar el trabajo. Además, cuando revisas las notificaciones, puede tomarte más de 20 minutos recuperar el impulso.
Las distracciones son una gran carga para nuestra energía mental, pero no es necesario que sea así. A continuación, te explicamos cómo controlarlas:
Desactiva las notificaciones de aplicaciones como el email, Slack, las redes sociales o tu software de gestión de proyectos.
Cierra las pestañas del navegador, las ventanas o las aplicaciones que no estés usando para el trabajo del que debes ocuparte.
Pon tu teléfono en modo “no molestar”. Mejor aún, guárdalo en un cajón o fuera de tu vista: las investigaciones sugieren que el simple hecho de ver tu teléfono cerca puede ser una distracción, incluso si está apagado.
Separa tiempo en tu calendario para concentrarte en una sola tarea a la vez. Establece un estado (como “no molestar” o “concentrado en el trabajo”) para que tus compañeros sepan que tienes la mente puesta en el trabajo.
Tomar descansos es una de las mejores maneras de evitar el agotamiento y proteger tu energía a largo plazo. Cuando estás muy ocupado, es común sentir que los descansos son una pérdida de tiempo, pero en realidad aumentan la productividad a largo plazo al ayudarte a concentrarte y pensar de manera más creativa.
En lugar de tratar de avanzar y conquistar tarea tras tarea, crea descansos en tu horario. Para ello, la Dra. Sahar Yousef, especialista en neurociencia cognitiva, recomienda el “marco 3M”, que divide los descansos en tres categorías:
Descansos cortos (micro): unos minutos varias veces al día, como para estirarte, meditar o dar un paseo corto.
Descansos intermedios (meso): entre 1 y 2 horas por semana, como una lección de arte, la práctica de deportes o una caminata larga.
Descansos largos (macro): medio día o un día completo por mes, como un viaje de un día o una visita familiar.
Para aprovechar al máximo este marco, debes desconectarte completamente del trabajo durante los descansos. Eso significa que no debes revisar los mensajes, redactar emails en tu cabeza o revisar tu lista de tareas pendientes para el día siguiente. Desconectarte ayuda a decirle a tu cerebro que estás bien y que el trabajo no lo es todo, sin importar el caos que se esté dando a tu alrededor.
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Para proteger tu energía, es importante establecer límites y decidir qué harás y qué no. Los estudios muestran que el estrés laboral es, por lejos, la principal fuente de ansiedad para los adultos estadounidenses, y una de las principales razones es que la tecnología nos mantiene conectados al trabajo las 24 horas del día. Los límites te ayudan a defenderte, recuperar tu tiempo libre y evitar el exceso de trabajo, en lugar de simplemente decir “sí” a cada solicitud.
A continuación, te explicamos cómo establecer límites claros:
Practica decir que no. Decir que no en el trabajo es difícil, pero a veces es lo correcto. En lugar de decir “sí” por defecto para cada solicitud, haz una pausa y considera seriamente si tienes suficiente disponibilidad y energía para hacer un buen trabajo.
Define horarios claros de inicio y finalización de tu día de trabajo. En lugar de trabajar las 24 horas del día, elige un horario constante para terminar las tareas y cerrar la jornada. Puede parecer contradictorio, pero tener horarios claros de inicio y finalización en realidad te ayuda a hacer más porque evitas la Ley de Parkinson: la idea de que el trabajo se expande y abarca todo el tiempo asignado para su realización.
Evita enviar y responder mensajes fuera del horario laboral. Establece el precedente de que cuando estás desconectado, estás realmente desconectado. En la mayoría de los casos, los mensajes pueden esperar hasta que inicies tu jornada al día siguiente.
Normaliza tiempos de respuesta más largos. El 50 % de los gerentes y el 42 % de los colaboradores individuales sienten que deben responder a las notificaciones de inmediato. En cambio, establece expectativas más realistas en torno a los tiempos de respuesta: informa a tu equipo que si no respondes de inmediato, eso simplemente significa que te estás concentrando en otra cosa.
Es complicado proteger tu energía cuando tu agenda está minada de reuniones, con solo 15 o 30 minutos entre reuniones de sincronización para hacer tu trabajo. A veces denominada “agenda tipo Gruyere”, este tipo de jornada laboral fragmentada puede agotar rápidamente tu energía y concentración.
Organiza un “día del juicio final para las reuniones”. Esto es más que una simple auditoría de reuniones. Durante el “día del juicio final para las reuniones”, los miembros del equipo eliminan todas las reuniones recurrentes de sus calendarios durante 48 horas y luego las reprograman desde cero. De hecho, cuando lo implementamos en Asana, los participantes ahorraron un promedio de 11 horas por mes.
Asegúrate de que las reuniones sean cortas (especialmente las virtuales). No todas las reuniones deben tener una duración de 30 o 60 minutos. Deja que tu agenda determine la duración de la reunión en lugar de simplemente elegir un bloque de tiempo estándar. Las reuniones más cortas casi siempre son mejores, porque cuanto más largas sean, más difícil será para todos mantenerse concentrados y comprometidos. Esto se cumple especialmente en los equipos remotos, ya que la fatiga causada por la videoconferencia empieza a sufrirse alrededor de los 30 minutos.
Prueba la gestión de reuniones. La gestión de reuniones es el proceso de coordinar y llevar a cabo una reunión de manera que aproveches al máximo tu tiempo. Cuando administras bien tus reuniones, no necesitas tantas para realizar tu trabajo.
Tus emociones son válidas e importan. Como seres humanos, no podemos simplemente presionar un botón e ignorar los sentimientos negativos, sin importar cuánto nos gustaría poder hacerlo. En cambio, es importante reconocer y abordar cómo nos sentimos, especialmente si esos sentimientos agotan nuestra energía e interfieren con nuestra vida diaria.
Aquí hay algunas maneras de reconocer cómo te sientes y proteger tu energía cuando las emociones negativas te golpean:
Practica la inteligencia emocional. La inteligencia emocional te ayuda a comprender tus propias emociones y reconocer las emociones de otras personas. Mejorar tus habilidades de inteligencia emocional puede ayudarte a practicar el amor propio y reconocer cuándo las emociones negativas están agotando tu energía.
Ponte en acción cuando te sientas abrumado en el trabajo. Cuando te sientes abrumado, es una señal de que algo no está funcionando. En lugar de ignorar el problema o simplemente tratar de superarlo, toma medidas para abordar tus emociones, habla con alguien y pide ayuda si la necesitas.
Aprende a sobrellevar la ansiedad laboral. Sentir un poco de ansiedad por el trabajo es normal, pero se vuelve un problema cuando esa ansiedad se da de forma crónica durante un largo período de tiempo. Si ese es el caso, toma medidas para descubrir y abordar la razón subyacente de tu ansiedad. Por ejemplo, las causas comunes de la ansiedad incluyen la falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal, tener plazos poco realistas y objetivos o expectativas poco claros. Si bien no siempre es posible eliminar por completo la fuente de tu ansiedad, puedes tomar medidas para entender la situación y priorizar tu propio bienestar.
Prueba la meditación. Cuando sientes que tu vida está agitada, es difícil poner en práctica el cuidado personal y concentrarte en lo que sucede dentro de tu cabeza. La meditación es una forma poderosa de dirigir tu atención hacia adentro, ya sea que solo implique respirar profundamente, escuchar una meditación guiada o practicar técnicas de visualización.
Una parte importante de proteger tu energía es entender qué es lo que la agota. Todos somos diferentes; por ejemplo, las personas más introvertidas pueden sentirse mentalmente agotadas después de conocer a mucha gente nueva, mientras que los extrovertidos pueden sentirse agotados después de pasar el día en soledad. Independientemente de cuál sea tu caso, comprender qué consume tu energía puede ayudarte a tomar el tiempo que necesitas para renovarte y recargar baterías. No significa que no debes hacer nada que parezca agotador, simplemente te ayuda a bajar la marcha y descansar cuando lo necesitas.
Por ejemplo, imagina que estás preocupado por una gran presentación. En lugar de planear trabajar en un proyecto complejo justo después de que termine la presentación, tómate un tiempo para disfrutar del almuerzo, salir a caminar o hacer algo relajante.
Nuestro entorno físico influye en cómo nos sentimos y nos comportamos. Las investigaciones muestran que los espacios desordenados afectan nuestros niveles de estrés y ansiedad de manera negativa, y también nuestra capacidad de concentración. De hecho, un estudio de Princeton demostró que los participantes que ordenaban su entorno de trabajo podían concentrarse y procesar mejor la información.
No dejes que el desorden te abrume con energía negativa. En cambio, mira estos recursos que te servirán para aprender cómo organizar tu espacio de trabajo:
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Es normal querer la perfección, pero en realidad la perfección no es realista. De hecho, tratar constantemente de ser perfecto consume mucha energía. El perfeccionismo hace que sea difícil hacer tu trabajo, especialmente si sientes la necesidad de hacerlo todo tú mismo o de revisar constantemente tu trabajo. Además, hay estudios que sugieren que el perfeccionismo extremo es malo para la salud mental, lo que te expone a un mayor riesgo de agotamiento, insatisfacción laboral y depresión.
Nuestras imperfecciones son las que nos hacen interesantes, y cometer errores en el trabajo es la forma en que aprendemos y nos volvemos más capaces con el correr del tiempo. En lugar de tratar de ser perfecto, crea procesos que te permitan repetir el trabajo a lo largo del tiempo, como pedir comentarios sobre un borrador inicial o crear una etapa de revisión en el proceso de desarrollo de tu producto.
Si eres como la mayoría de las personas, es mucho más fácil concentrarte en lo que quieres tener en lugar de considerar lo que ya tienes. Eso no significa que seamos personas negativas por naturaleza, es solo la forma en que los humanos evolucionamos con el tiempo. Tuvimos que centrarnos en las cosas que necesitábamos, como la comida, el agua y el refugio, para poder sobrevivir.
Pero en el mundo moderno, esta tendencia en realidad puede dañar tu bienestar al incitarte a ignorar todas las cosas buenas de tu vida. En lugar de centrarte en lo que no tienes, intenta hacer una lista de todo aquello por lo que estás agradecido, como tus seres queridos y familiares, tu salud o incluso el agua del grifo y el techo que tienes sobre tu cabeza. Al practicar la gratitud, puedes crear energía positiva en lugar de centrarte en lo negativo.
Proteger tu energía no se relaciona con las buenas vibraciones, equilibrar tus chakras, comprar cristales de turmalina o visualizar tu campo energético. En cambio, implica el uso de estrategias de efectividad comprobada mediante investigaciones para trabajar de manera sustentable y reservar tu capacidad intelectual para lo que es realmente importante, de manera que puedas dejar de sentirte abrumado y con exceso de trabajo al final de cada día.
Si te sientes abrumado, Asana puede ayudarte a hacer más con menos. En lugar de perder el tiempo con los “pormenores el trabajo” (tareas como buscar información, comunicarte con respecto al trabajo y alternar entre diferentes aplicaciones), prueba consolidar todo en una herramienta central. De esa manera, podrás eliminar el desorden y concentrarte en lo que realmente importa.
Informe especial: Comprender el agotamiento