Si bien es cierto que todos los gerentes tienen las mismas responsabilidades, es normal adaptar un estilo de gestión que concuerde con tu personalidad y tus preferencias de comunicación. Además, identificar tu propio estilo puede ayudarte a crecer y apoyar mejor a tu equipo. A continuación, analizaremos tres estilos de gestión diferentes y explicaremos por qué creemos que el democrático es el mejor y cómo puedes implementarlo en tu equipo.
Como gerente, tu responsabilidad es brindar claridad y contexto para que los miembros de tu equipo puedan hacer el mejor trabajo posible. Los grandes gerentes unen los puntos, proporcionan contexto y generan claridad. Pero cada gerente adopta un enfoque diferente en su manera de hacerlo.
El enfoque que adoptes constituye tu estilo de gestión. Desde el tipo de actividades de fortalecimiento de equipos que planeas hasta las conversaciones que tienes durante las reuniones individuales con los miembros del equipo, tu estilo de gestión guía cada interacción que tienes con tu equipo, incluso sin que te des cuenta.
Es posible que ya utilices un estilo de gestión y no seas consciente de ello, pero identificar tu estilo puede ayudarte a perfeccionar y mejorar tus habilidades de autogestión. Ya sea que seas un gerente novato o experimentado, si comprendes los diferentes estilos de gestión e identificas el tuyo, puedes adaptar intencionalmente tu propio estilo para brindar apoyo y empoderamiento de excelencia a tu equipo.
Antes de ahondar en los estilos de gestión, es importante comprender primero qué significa ser un gerente y qué cualidades de líder debes aportar para apoyar a tu equipo. Algunas de ellas son las siguientes:
Conectar las tareas diarias con los objetivos de la empresa. Una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu equipo es asegurarte de que tengan el contexto que necesitan para tener éxito. Solo el 26 % de los trabajadores del conocimiento tienen una comprensión bien clara de cómo su trabajo individual se relaciona con los objetivos de la empresa. Sin ese contexto, los miembros del equipo no tienen una idea clara de lo que deberían priorizar y cuál es su trabajo de mayor impacto.
Asignar y delegar trabajo. Parte de la labor de un buen gerente implica delegar el trabajo al miembro adecuado del equipo. Los buenos gerentes no piensan: “Yo puedo hacerlo”, sino que abordan una tarea o proyecto con la mentalidad de “Conozco a la mejor persona para el trabajo”. Como gerente, tu responsabilidad es asegurarte de que los miembros del equipo tengan suficiente trabajo como para que se involucren y les presenten desafíos, pero sin que se sientan sobrecargados o agotados.
Proporcionar comentarios y la posibilidad de desarrollo profesional. Los buenos gerentes tienen visión de futuro y desean ayudar a los miembros de su equipo a mejorar y pasar al siguiente nivel, independientemente de lo que ese siguiente nivel signifique para cada uno de ellos. Parte de esto es proporcionar comentarios claros y constructivos para ayudar a los miembros de tu equipo a convertir sus debilidades en fortalezas. Además, las sesiones de capacitación y desarrollo profesional pueden ayudar a los miembros del equipo a identificar hacia dónde quieren ir en sus carreras y comenzar a moverse en esa dirección.
Fomentar el fortalecimiento de equipos y la colaboración. Los mejores equipos son aquellos que trabajan juntos, y los mejores gerentes son aquellos que ayudan a sus equipos a hacer precisamente eso. Los buenos gerentes dedican tiempo a realizar actividades que fortalezcan al equipo. Hacen énfasis en la importancia de la colaboración en el equipo y la comunicación abierta, para que los miembros del equipo se sientan cómodos mostrándose tal cual son en el trabajo.
Los estilos de gestión describen los distintos enfoques que adoptan los distintos gerentes para apoyar y guiar a un equipo en el trabajo. Todos los gerentes tienen las mismas responsabilidades, pero los diferentes estilos de gestión describen la manera en que los gerentes utilizan específicamente su conjunto de herramientas de gestión para motivar a los miembros del equipo.
Existe una gran variedad de estilos de gestión. Cada gerente se inclina de manera natural hacia un estilo de gestión, incluso sin darse cuenta. Nuestros estilos de gestión surgen a través de nuestras preferencias de comunicación, nuestros tipos de personalidad y cómo nos presentamos en el trabajo. La clave es identificar qué estilo de gestión aplicas de forma natural. Identificar tu estilo de gestión preferido puede ayudarte a comprender mejor cómo te comunicas y apoyas a tu equipo, incluidas las cosas que haces sin darte cuenta.
Para comprender la diferencia entre los estilos de gestión y los estilos de liderazgo, primero debemos comprender la diferencia entre liderazgo y gestión.
“El rol del gerente es operativo; cumple la función de establecer y evaluar prioridades, tomar decisiones sobre contrataciones, despidos, compensaciones, etc. Un líder, en cambio, cumple un rol similar al de un entrenador o, incluso, al de un guía espiritual. Es responsable de mantener la energía en el equipo, de lograr que estén continuamente inspirados, de ayudarlos a desarrollarse y de asegurarse de que todos avancen en la misma dirección. Un líder debe ser un pilar de fortaleza y estabilidad en medio del cambio”. —Dustin Moskovitz, cofundador y director general de Asana
Los estilos de gestión son la forma en que los gerentes apoyan y guían a un equipo en el trabajo. Los gerentes se centran en la ejecución, la organización y la planificación, por lo que los estilos de gestión se centran principalmente en cómo proporcionar una dirección clara en cuanto a los proyectos y apoyar a tus empleados a nivel de equipo.
Los estilos de liderazgo son la forma en que los líderes motivan e inspiran a un equipo o empresa. Los líderes tienden a pensar en un panorama más amplio, por lo que los estilos de liderazgo se centran principalmente en motivar a los miembros del equipo, liderar la cultura de la empresa y resolver problemas de forma creativa.
Lee: Líder vs. jefe: ¿cuáles son las diferencias?Existe una amplia variedad de estilos de gestión y cada día se definen más. Todo lo que defina cómo puedes guiar a tu equipo, planificar el trabajo y unir los puntos puede considerarse un estilo de gestión. Algunos de estos estilos nacen de la parte superior de la pirámide jerárquica y van hacia abajo, mientras que otros son más libres de intervenciones. Aunque existen muchos estilos de gestión diferentes, normalmente se dividen en tres categorías: gestión autocrática, gestión laissez-faire y gestión democrática.
Para explicar cada estilo de gestión, brindaremos un ejemplo de cómo un gerente con cada uno de esos estilos podría responder ante la misma situación. Para este ejemplo, vamos a suponer que tu empresa ha establecido sus objetivos anuales, y ahora es el turno de tu equipo de establecer prioridades trimestrales que aporten a esos objetivos anuales.
Los gerentes autocráticos centralizan el proceso de toma de decisiones. En estos equipos, el gerente generalmente toma la mayoría de las decisiones, incluido en qué debe enfocarse el equipo, en qué objetivos a corto y largo plazo deben trabajar, y qué tareas y proyectos están asociados con estas iniciativas. El gerente que tiene un estilo de gestión autocrático delegará el trabajo al miembro del equipo que crea que es más adecuado para el trabajo. Este es el enfoque de gestión más descendente a nivel jerárquico.
Para establecer prioridades trimestrales, el gerente autocrático establecerá todas las prioridades trimestrales de su equipo y luego las compartirá con el equipo una vez que estén finalizadas.
Las ventajas de un estilo de gestión autocrático:
Es más fácil tomar decisiones rápidas ya que solo hay un encargado de la toma de decisiones.
Las desventajas de un estilo de gestión autocrático:
La gestión autocrática puede convertirse rápidamente en microgestión.
A los miembros del equipo que trabajan para gerentes autocráticos no se los anima tanto a ofrecer sugerencias, ya que solo hay un encargado de la toma de decisiones.
Los miembros del equipo pueden sentirse sofocados a nivel creativo.
Los gerentes del estilo laissez-faire son los que menos intervienen. “Laissez-faire” significa “déjalo ir” en francés, y este estilo de gestión se inclina hacia ese enfoque relajado y de no intervención. Los gerentes del estilo laissez-faire prefieren brindar a los miembros del equipo una autonomía casi total y, por lo general, solo se reúnen con los miembros del equipo u organizan reuniones del equipo si el equipo lo solicita. De lo contrario, un gerente del estilo laissez-faire solo hace revisiones si hay algún problema.
Si el equipo necesita establecer prioridades trimestrales, el gerente del estilo laissez-faire permitirá que cada miembro del equipo decida a qué darle mayor prioridad. A menos que los miembros del equipo lo soliciten, los gerentes del estilo laissez-faire no necesariamente los ayudarán durante el proceso de definición de objetivos ni se asegurarán de que los objetivos del equipo estén conectados a los objetivos de la empresa.
Las ventajas de un estilo de gestión laissez-faire:
Se anima a los miembros del equipo a que sean creativos y propongan sus propias ideas.
Los empleados que tienen motivación propia se benefician de tener mayor autonomía.
Las desventajas de un estilo de gestión laissez-faire:
A menos que los miembros del equipo tengan mucha experiencia, pueden tener dificultades para priorizar su propio trabajo.
Un gerente del estilo laissez-faire no tiende a proporcionar un contexto para el trabajo ni a conectar de manera proactiva el trabajo diario con los objetivos de la empresa.
Este estilo de gestión puede hacer que los empleados sientan que no tienen apoyo o se sientan perdidos.
El gerente con un estilo de gestión laissez-faire no define el modelo de las mejores prácticas de colaboración ni predica con el ejemplo.
Los gerentes democráticos colaboran con los miembros de su equipo para distribuir el proceso de toma de decisiones. Invierten en el bienestar y el desarrollo profesional de su equipo. Este estilo de gestión fomenta la creatividad y el compromiso en todo el equipo. Aunque sigue siendo la persona que toma la decisión final, el gerente que utiliza un estilo de gestión democrático fomenta las contribuciones de todos los miembros del equipo.
Antes de establecer prioridades trimestrales, el gerente democrático se asegurará de que cada miembro del equipo comprenda los objetivos de la empresa y cómo las iniciativas de su equipo contribuyen a los objetivos anuales de la empresa. Este tipo de gerente alentará a los miembros del equipo a sugerir sus propios objetivos. Si es necesario, el gerente democrático hará un taller de objetivos para garantizar que cada miembro del equipo esté trabajando en pos de sus prioridades más importantes cada trimestre.
Las ventajas de un estilo de gestión democrático:
Los miembros del equipo tienen el contexto que necesitan para tener éxito.
Los equipos con gerentes democráticos a menudo tienen ideas más creativas porque todos aportan e intercambian ideas.
Este estilo de gestión promueve un alto compromiso y aceptación.
Se anima a los miembros del equipo a aprovechar todo su potencial en el trabajo.
Las desventajas de un estilo de gestión democrático:
Este estilo de gestión colaborativa lleva más tiempo que los demás porque el gerente está más presente.
No todos los estilos de gestión son iguales. Aunque los estilos de gestión autocráticos y laissez-faire pueden ser útiles en casos específicos, el mejor estilo de gestión a utilizar es una forma de gestión democrática.
Los gerentes democráticos hacen énfasis en la colaboración y la conexión. Al demostrar la importancia de la comunicación abierta y alentar a todos los miembros del equipo a participar en el proceso de toma de decisiones, los gerentes democráticos pueden aumentar el compromiso de los empleados. Eso, a su vez, aumenta la confianza entre el gerente y los miembros de su equipo.
“Para mí, el gerente es la persona que te brinda el apoyo y la orientación necesarios para lograr un impacto en el ejercicio de tu función. Te ayuda a comprender la visión del equipo y a hacer realidad esa visión”. —Jenny Thai, directora de Contenido de Asana
La gestión democrática es un estilo amplio de gestión y, como resultado, no existe una única forma correcta de ser un gerente democrático. En cambio, pon en práctica la distribución del proceso de toma de decisiones y apóyate en la colaboración. Para comenzar, prueba estos tres consejos para precalentar tu estilo de gestión democrática:
El primer paso hacia una mejor colaboración y comunicación es la cocreación. La cocreación es el proceso de crear algo juntos, y es uno de nuestros valores a nivel de empresa en Asana. Los gerentes que adoptan la cocreación reconocen que el todo es más grande que la suma de sus partes.
Parte de la cocreación es la comunicación abierta. Anima a los miembros de tu equipo a compartir sus ideas, incluso si no decides ponerlas en práctica. Durante las sesiones de lluvia de ideas, invita a la conversación y la ideación, y no tengas miedo de estar en desacuerdo. A menudo, el desacuerdo indica que tu equipo se siente cómodo colaborando y compartiendo sus ideas, en lugar de simplemente seguir el status quo.
Si tu equipo tiene dificultades para colaborar, considera establecer convenciones de equipo y compartir tu plan de comunicación. Las convenciones de comunicación definen dónde y cómo se comunicará tu equipo; por ejemplo, cuándo se debe usar el email en lugar de las videoconferencias. Incluye opciones para la comunicación sincrónica (o en vivo) y también ofrece algunas prácticas recomendadas para la comunicación asincrónica (o fuera de línea).
Lee: Por qué contar con un plan claro de comunicaciones es mucho más importante de lo que creesSer un gerente democrático significa compartir información de manera proactiva con tu equipo y asegurarte de que tienen todo lo que necesitan para tener éxito. Existen diferentes niveles de organización y claridad que puedes brindarle a tu equipo.
Asegúrate de que todos los miembros del equipo comprendan claramente quién está haciendo qué y para cuándo. Sin esta claridad, los miembros del equipo podrían terminar haciendo un trabajo por duplicado; de hecho, el trabajador del conocimiento promedio dedica 236 horas al año a realizar trabajo que ya se hizo. Si aún no lo has hecho, da seguimiento al trabajo de tu equipo en una herramienta centralizada, como una herramienta de gestión del trabajo.
Además de proporcionar organización para el trabajo diario, asegúrate de que los miembros del equipo comprendan de qué manera su trabajo diario se conecta con las prioridades de la empresa. Si las prioridades de la empresa cambian de alguna manera, comparte esa información actualizada con los miembros del equipo y asegúrate de que no tengan preguntas sobre cómo esto afecta su trabajo actual.
“Un gran gerente aporta claridad, proporciona comentarios y ayuda a su equipo a desarrollar las competencias y los conjuntos de habilidades necesarios para desenvolverse en su trabajo diario”. —Bill Thanhouser, gerente de Experiencia Web de Asana
Desafortunadamente, el agotamiento está en aumento. En 2019, la Organización Mundial de la Salud clasificó el agotamiento como un fenómeno ocupacional que se da como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo. Un año después, el 71 % de los trabajadores del conocimiento informaron haber experimentado agotamiento al menos una vez en 2020, y el 46 % declaró que la sobrecarga de trabajo fue un factor clave que contribuyó al agotamiento.
Para evitar el agotamiento, invierte de forma proactiva en herramientas para la gestión de recursos, de modo que puedas realizar un seguimiento de la capacidad productiva y la carga de trabajo de tu equipo. Las herramientas de gestión de recursos pueden ayudarte a tener una idea clara por adelantado del trabajo que le corresponderá hacer a cada miembro del equipo, para que puedas redistribuir el trabajo de ser necesario.
Lee: Cómo gestionar los recursos de tu equipo de forma efectivaUna buena gestión implica muchos aspectos, y utilizar un estilo de gestión democrático es solo el comienzo. Para seguir mejorando tu estilo de gestión, trata de recibir comentarios de forma activa por parte de tu equipo para poder apoyarlos a medida que creces.
Parte de este crecimiento también significa comunicarte de manera abierta y honesta, incluso cuando proporcionas comentarios constructivos. Al fomentar de manera proactiva una comunicación abierta y honesta, te asegurarás de que tu equipo esté mejor equipado y reciba apoyo en el trabajo.
Para continuar desarrollando las habilidades de comunicación de tu equipo, lee los 12 consejos para mejorar la comunicación en el lugar de trabajo.